Has
vuelto a soñar con él?
En
realidad sí, aunque no he descubierto nada nuevo de nuestra
relación, ningún retorcimiento que la vigilia no me hubiera
mostrado antes que el sueño. Pero hay algo que me preocupa más que
eso, que me obsesiona hasta el punto de asfixiarme en una angustia
líquida de dimensiones oceánicas.
Sin
metáforas, por favor.
Entonces
tendrás que permitirme despotricar, si es que esa es una
autodefensa menos tóxica. Sí, sí, lo es, lo es... Pero lo que
pretendo decirte no entiende de sutilezas, sabes? Mi padre era un
auténtico infanticida, el psicópata religioso, un verdadero
cabrón. Hasta ahí todo está bien. Supongo que en mayor o menor
medida individuos así los hay en todas partes. Lo que es totalmente
incomprensible es la reacción de mis semejantes. Qué clase de
dementes misántropos adoran a un Dios que pide a un hombre que mate
a su hijo? Y el muy sarcástico me perdona la vida en el último
segundo. Menudo cretino.
Así
que ahora tu odio va dirigido hacia Dios.
No, mi
odio se lo merece la humanidad. Su propia misantropía es
contagiosa. Mis vecinos me desprecian por rechazar a mi padre,
comprendes? Él, que a duras apenas dudó en llevarme en burro hacia
la colina de Moria y atarme con tirantes cuerdas sobre la leña...
Dos veces tuvo el ángel que llamar al maldito chalado para que se
detuviera. No oyes la carcajada de Dios? Se está descojonando a
nuestra costa, todo el tiempo... La broma cósmica es en realidad un
grotesco monólogo divino. Por eso me dejó con vida, para que el
resto de ella recordara el frío del ara contra mi mejilla y
sufriera el martirio de la soledad.
Esto es
nuevo... vamos avanzando. De qué clase de soledad hablas?
Ellos
desean adentrarse en la fe junto a mi padre: su abominable acto, en
vez de desanimarles, los envalentona. Mientras tanto, yo adolezco de
una lucidez cuya carga es la incomprensión. Lo ves? Dios me
conserva como testigo de un chiste del que sólo él se puede reír,
y yo permaneceré aislado mientras escuche sus accesos de hilaridad.
Sigue
pareciendo que proyectas tu frustración hacia a Dios.
Tal vez
sea cierto, estoy algo cansado... Pero no, no, no es así, me debo
estar explicando con poca claridad. La penosa actitud de Dios, a
pesar de todo, es inherente a su magnanimidad. El castigo y la
misericordia sólo pueden expresarse simultáneamente a través de
la contradicción, y la contradicción puesta en escena equivale a
una parodia. La exigencia inicial y la posterior recapitulación
manifiestan el sinsentido necesario de cualquier narración, pero
mis iguales, por lo que parece, son incapaces de advertirlo. Sé que
mi juicio peca de soberbia... Pero Él me disculpará o sino mandará
alguien a matarme de nuevo. La cuestión es que el perdón de Dios
no podría darse sin su previa condena. En cambio, para los
miserables humanos el tema es mucho más sencillo. La condena o el
perdón son en este caso elecciones libres. La comedia, si se le
puede llamar así, deja paso al humor. Y sin embargo, han preferido
aceptar el crimen de mi padre y con ello, legitimar mi destino,
puedes creerlo?
Puedo
creerlo todo. Y ahora, Isaac, tengo que atender a la próxima
visita. La siguiente semana hablaremos más de ello.
El que
ríe, eso significa mi nombre. Un último detalle macabro que añadir
a esta elocuente tortura... Sí, sí, lo comprendo, gracias... Es Caín? De
acuerdo, me marcho, ya me estoy yendo. Gracias de nuevo, pagaré a
la salida.